Hola a todos y a todas, bienvenidos un nuevo vídeo. Yo soy Ana Segarra y este es el canal de Libros y Literatura.

Antes de empezar con la reseña, quiero agradecer de todo corazón todos los comentarios que recibí la semana pasada cuando subí el vídeo, después de mucho tiempo. Tanto los comentarios que recibí en el propio vídeo como los que me dejasteis por Twiter, en privado, en público… bueno, fue una locura de comentarios, de apoyo. Mucha gente también compró el libro preventa, y eso me hace muchísima ilusión, porque, para los que no hayáis visto el video, hablaba de mi nuevo libro, que se va a publicar con la editorial Titanium y que se llama Entraré en el bosque (perdón por el spam, pero es que tengo que hacerlo). Y… y bueno, pues que fue muy bonito y os lo agradezco de verdad de corazón, porque… bueno, pues se agradece ver ese apoyo de la gente que sigue ahí a pesar de todos estos meses de parón.

Bueno, hoy vengo con un libro muy especial, que es este que tengo aquí, que se llama Cuaderno de flores y otros delirios, de Victoria Mera. Victoria Mera, aparte de ser una compañera dentro del mundo de las reseñas, también la considero mi amiga y mentora. ¿Por qué? Porque ella fue la que me ayudó a mejorar el poemario, el de Por si me pierdo. Ella lo cogió, digamos, en bruto, y me ayudó a pulirlo hasta que al final el resultado fue bastante, yo creo, bastante bonito y vamos, no sé, quedé muy contenta con su trabajo, con su forma de pensar, con su forma de ver la vida y su forma de dejarlo escrito en un papel. Bueno, el caso es que Victoria ha escrito un nuevo libro que, además, no solamente contiene poemas y relatos breves, sino que viene acompañado por ciertas fotografías que bueno, pues están un poco editadas, como podéis ver, pero están editadas con un gusto exquisito, un gusto superbonito, lleno de flores, por supuesto, porque al final este es un libro que va de flores y… a ver si encuentro… Está, por ejemplo, me encanta. Es además la primera que hay, en la carta de presentación. Me parece superbonita y bueno, pues como veis, es un libro muy delicado, muy cuidado, con una estética preciosa y bueno, os paso hablar un poquitín más de él.

Este libro, la verdad es que si se quiere, se lee de una sentada, se lee en un suspiro. Tú te pones y, en un ratito, en media hora o así, te lo has ventilado. Yo podría haber hecho eso, porque es lo que tiendo a hacer cuando tengo libros que atrapan, que me gustan y demás. Pero quise contenerme porque yo quería que el libro de Victoria me durara por lo menos un poquito más. Me contuve porque… porque quería eso, que… cada día leer un poema nuevo, cada día descubrir sus palabras. Y así yo creo que se saborea muchísimo mejor que si se lee de una sentada, ¿no? Aunque al final todos los poemas y todos los relatos forman algo común, un cuerpo común, que… que en definitiva es de lo que se trata este libro. Pero… pero creo eso, que es mejor saborearlo poquito a poquito.

En este libro, Victoria se abre a nosotros, se desnuda en cuerpo y alma. Esto ya sé que lo digo siempre que hago una reseña de poesía que me gusta. Este es el matiz. Yo leo bastante poesía, pero hay muchos libros que no me habéis visto reseñar aquí porque creo que no me han llegado a transmitir lo necesario como para recomendarlos. Entonces, cuando al final hablo de poesía que me ha gustado, digo eso: que se ha desnudado en cuerpo y alma. Siempre me pasa y pero… pero es que es la sensación que tengo. Cuando una persona se desinhibe, cuando una persona decide abrirse y plasmar en el papel todo lo que siente, todo lo que es, a mí me llega y me llega de esta forma, que siento que lo ha hecho. Entonces, estoy segura de que Victoria también sintió esto a escribirlo y eso se sabe cuando lo lees. Esto es muy subjetivo, por supuesto. De hecho, ya os digo que yo he leído poemarios que no me han llegado a transmitir nada. Y en cambio sé que muchas personas lo tienen como referencia en cuanto a sentimientos. Yo no he conseguido empatizar con esas personas. Entonces, ese es el problema de la poesía, del relato breve que, con muy pocas palabras, tienes que intentar que el lector comprenda lo que tú estás sintiendo en ese momento. Bueno, yo con Victoria no sé si es porque tenemos una relación, porque ya la conozco, porque sé un poco cómo es su forma de pensar y me gusta, quizá por todas estas cosas, he conseguido conectar con sus poemas y con sus pensamientos. Y no solamente he conseguido conectar, sino que en ciertos puntos me he sentido muy identificada. Tengo el libro lleno de frases subrayadas y de anotaciones, porque siento que muchas de las palabras que ella dice las tengo yo también dentro de mí. Entonces es muy bonito cuando eso sucede.

A mí me gusta releer este tipo de libros con el tiempo. Yo me subrayo mis frases, me pongo mis anotaciones y me gusta, después de meses o incluso años, retomarlo y leer lo que… lo que en ese momento a mí me hizo remover algo por dentro. Yo me he dejado anotadas unas cosillas en este libro y dentro de unos años volveré a él y diré «eh… pues, jopé, cómo pensaba en ese momento», ¿no?, Porque igual, eh, dentro de unos años no me siento identificada con lo que ahora me siento identificada, ¿no? Esto me hace especial gracia porque, por ejemplo, cuando yo tenía unos catorce, quince años, uno de los libros que más leí, que más subrayé, del que más hablé a todo el mundo (que era una pesada recomendando este libro) eran Los diarios de Kurt Cobain, porque a mí me encantaba ese hombre, me encantaba Nirvana, lo escuchaba veinticuatro horas al día y… y no sé, como que sus pensamientos eran tan profundos… Me gustaba tanto… Yo, de verdad, es que estaba enamoradísima de ese hombre. Y hace un par de años o así decidí releerlo y decidir de leer la versión que yo tenía en casa subrayada… Lo mismo, anotada, escrita, bueno, con las páginas dobladas… Es que si ves mi versión de los diarios de Kurt Cobain os asustéis Pero decidí eso, volver un poco a ello. Y la verdad es que me quedé alucinada porque digo cómo podía ser tan pava con catorce años, porque en ese momento, que después lo leí con los años, no sentía lo mismo que cuando lo leí con catorce. Evidentemente, la gente cambia, la gente madura, la gente evoluciona, la gente crece. Que, por supuesto, me gustaron otras cosas más que en ese momento no me había fijado y me gustaron otros comentarios que con catorce años me pasaron desapercibidos. O comentarios que con catorce años me parecían la panacea después, con veinticinco, dije… «No te columpies, ¿No?». Pero bueno, es lo bonito de leer, lo bonito de sentir leyendo y lo bonito de comprender que cuando uno siente algo en un momento determinado no significa que lo vaya a sentir dentro de un día. O sea, ya nos habló de cinco años. Es que mañana puedo releer esto y no sentir lo mismo que he sentido ayer. Entonces me parece algo maravilloso a la hora de leer y creo que libros como este de Victoria no dan pie a ello.

Bueno, como digo, es un libro que he disfrutado muchísimo. En ciertas partes se me ha hecho muy, muy duro porque es muy difícil encontrarse dentro de las palabras de otra persona, sobre todo cuando… cuando son partes dolorosas y cuando, pues eso, te remueve por dentro sentimientos que no son bonitos, pero son sentimientos que al final están ahí, que conviven con nosotros. Y bueno, hay una metáfora muy buena dentro de este libro que Victoria dice que no nos esperamos la lluvia, ¿no? cuando viene. No sé exactamente cómo son las palabras que utiliza, pero es eso, como que no estamos preparados para la lluvia. Es cierto, pero al final la lluvia también es necesaria, aunque venga forma de torrente, no que arrase. Y es muy duro pensarlo así. Es muy duro darte cuenta de que todo lo que te pasa no es que te pase por algo; no creo en esas cosas, la verdad, porque sería muy injusto pensar así. ¿No? En plan… «Me ha pasado algo muy malo, por algo será». No, no tiene por qué. Te ha pasado algo malo pues porque la vida es así de injusta y ya está Pero eso te puede ayudar a ver la vida de otra forma, lo puedes ver… lo puedes tomar con esa perspectiva. Al final es muy duro pensarlo, es muy duro hacerlo. Al final es muy complicado. Pero es eso, porque no estamos preparados para la lluvia. Entonces, bueno, a lo que yo iba es que leer ciertas cosas dentro de este libro de Victoria, pues me ha removido mucho por dentro y ha habido momentos en los que me ha costado bastante seguir leyendo, pero me he forzado a mí misma porque sentía que era necesario también remover ciertas cosas de mi interior.

En definitiva, que sigo enrollándome como siempre, creo que es un libro precioso que… que, no sé, que creo que va a gustar a todo aquel que lo lea. Porque Victoria no es una juntaletras, Victoria no es una juntapalabras que coge palabras bonitas que suenan bonito y las ponen un papel, no. Victoria escribe desde el sentimiento, desde sus pensamientos y eso se transmite muy bien en el libro. Entonces creo que ha hecho un buen trabajo, una edición preciosa que… y que va a gustar muchísimo. Yo le deseo toda la suerte del mundo de verdad, porque estoy muy orgullosa de ella y ojalá pueda seguir leyendo sus obras durante muchísimos años más, porque estoy segura de que esta chica va a llegar muy lejos.

Así que nada, yo ya voy a dejar la reseña por aquí. Os voy a preguntar si os gustan los poemas, si preferís los relatos cortos; si sois más de narrativa; si sentís esa conexión de la que hablo cuando leéis, tanto si son poemas como si no… No sé, contadme un poquitín por aquí y ya lo vamos hablando en los comentarios. Nos vemos en el próximo vídeo.